El exjugador de Grandes Ligas y de los Tigres del Licey también bailó con su esposa Margarita Mota durante el festejo de su cumpleaños 80 en Campo de Sueños, el local de la Fundación que preside junto a su compañera
SANTO DOMINGO ESTE. De niño, solía subirse sobre una de las matas detrás del estadio La Normal para ver los partidos de béisbol. Sin quizá, el dinero era poco para asegurarse un asiento, pero el riesgo (o travesura) valía la pena para disfrutar de lo que décadas después aún se mantiene con la misma pasión o efervescencia para Manuel Mota Gerónimo, que ayer cumplió 80 años de edad,
Cantó (ver videos en la web), coqueteó con bailar, al ritmo del grupo “Mariachi Puro México” y compartió con sus familiares y allegados en un lugar especial, Campo de Sueños, el local donde funciona la Fundación en la que “devolvemos” de lo recibido, “gracias a Dios” tanto a niños como a envejecientes.
Temas como Amor eterno, Si nos dejan, Celoso, entre otros, fueron interpretados por uno de los bateadores más finos que ha tenido el béisbol dominicano. Dejó absortos a los asistentes cuando cantó tocando por el rostro a su esposa Margarita, que vestía una camiseta con el número 11.
La celebración fue especial. Su esposa, la señora Margarita de Mota se encargó de la organización del festejo, en el que Manny (su apodo beisbolero) fue sorprendido por la visita de la menor de sus hijos, Lourdes Mota, quien vino desde Virginia (EE.UU.) para estar en el cumpleaños de su padre, al que también, para dar más emoción, vino su hermana Bárbara Mota, desde New Jersey (EE.UU.).
“Una sorpresa muy agradable organizada organizada por doña Margarita”, su esposa con la que recientemente celebró 55 años de unión matrimonial. “Un gesto muy bonito, incluido el de mi hija María de Lourdes Mota, quien vino representando a los hermanos”.
No fue difícil decorar el escenario de la fiesta, con un recorrido tan grande en el béisbol, no iban a faltar piezas, como bobble heads, un manto bordado, de colores azules y blanco (los de los Dodgers) con el número 145 en el centro, cifra que refleja el récord de hits de bateadores emergentes, el cual rompió el domingo 2 de septiembre de 1979, con el uniforme del conjunto angelino.
Mota terminó luego con 150 hits, un récord que permaneció por unos años hasta que el 7 de octubre de 2001 Lenny Harris lo quebró y posteriormente lo dejó en 212.
Anécdotas sobre Manny Mota
Bárbara Mota, su hermana:
Nuestra madre quedó viuda cuando éramos pequeños. Ella hacía dulce de coco para vender. Vivíamos en la Marcos Adón y teníamos un ventorrillo. Mi mamá, doña Flor Gerónimo, mandama a Manuel a la San Martín a vender los dulces. Él tapaba los dulces, se olvidaba y se iba a jugar béisbol. Ahora, ¡qué bueno fue con mamá, la tuvo como una reina”.
Abigaíl Velásquez, chofer de Manny desde 1963:
En una ocasión, a finales de los años 70s. íbamos por la Nicolás de Ovando. Yo iba manejando. Él vio un hombre que llevaba dos racimos grandes de guineo en las manos. Me pidió que parara y le compró los dos racimos y luego se lo llevó a los peloteros en La Normal. Ese acto de humanidad lo recuerdo siempre.
Pepe Busto, expresidente del Licey:
Recuerdo que en una ocasión, en 1968, él (Manuel Mota) se lastimó el codo izquierdo y como quiera bateaba con una mano. Cuando le dije que por qué sigue jugando, me decía la comida de los muchachos hay que cuidarla.
Mota y el número 11 de su camiseta:
Manuel Mota recordó que llegó a Los Ángeles un 11 de junio de 1969 y los Dodgers me otorgaron ese número, no sé si coincidencialmente.
Los bobble heads
Dentro de los bobble heads destacaban dos, uno con realción a Vin Scully, el reconocido narrador que pasó 67 años con los Dodgers de Los Ángeles, pero también el de Manny en el que se ve al exjugador sobre una bicicleta. Ese bobble head fue realizado por una compañía el pasado año, pero el próximo 9 de junio los Dodgers le dedicarán uno a su líder de hits como emergente. La bicicleta se la regaló Peter O’Malley cuando estaban en Vero Beach en la pretemporada.
Publicado por diariolibre.com
Nuestra madre quedó viuda cuando éramos pequeños. Ella hacía dulce de coco para vender. Vivíamos en la Marcos Adón y teníamos un ventorrillo. Mi mamá, doña Flor Gerónimo, mandama a Manuel a la San Martín a vender los dulces. Él tapaba los dulces, se olvidaba y se iba a jugar béisbol. Ahora, ¡qué bueno fue con mamá, la tuvo como una reina”.
Abigaíl Velásquez, chofer de Manny desde 1963:
En una ocasión, a finales de los años 70s. íbamos por la Nicolás de Ovando. Yo iba manejando. Él vio un hombre que llevaba dos racimos grandes de guineo en las manos. Me pidió que parara y le compró los dos racimos y luego se lo llevó a los peloteros en La Normal. Ese acto de humanidad lo recuerdo siempre.
Pepe Busto, expresidente del Licey:
Recuerdo que en una ocasión, en 1968, él (Manuel Mota) se lastimó el codo izquierdo y como quiera bateaba con una mano. Cuando le dije que por qué sigue jugando, me decía la comida de los muchachos hay que cuidarla.
Mota y el número 11 de su camiseta:
Manuel Mota recordó que llegó a Los Ángeles un 11 de junio de 1969 y los Dodgers me otorgaron ese número, no sé si coincidencialmente.
Los bobble heads
Dentro de los bobble heads destacaban dos, uno con realción a Vin Scully, el reconocido narrador que pasó 67 años con los Dodgers de Los Ángeles, pero también el de Manny en el que se ve al exjugador sobre una bicicleta. Ese bobble head fue realizado por una compañía el pasado año, pero el próximo 9 de junio los Dodgers le dedicarán uno a su líder de hits como emergente. La bicicleta se la regaló Peter O’Malley cuando estaban en Vero Beach en la pretemporada.
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